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Neuropsicología

Problemas de memoria. ¿Seguro?

Problemas de memoria. ¿Seguro? 624 351 Elena Herrera Gómez

Es frecuente que ante un trastorno neurológico, aparezcan problemas de memoria. Pero también es frecuente confundir y decir que se trata de un problema de memoria cuando realmente no lo es.

De manera muy esquemática y resumida, para que una información pase a formar parte de alguna de nuestras memorias (ya vimos en una entrada anterior que hay subtipos de memoria), es necesario atender, codificar y almacenar esa información mediante distintas estrategias. Ahora bien, es posible que una persona no recupere un dato, una palabra o una información en el momento en que se lo estamos solicitando. ¿Es esto un problema de memoria? Depende.

Es posible que la información se haya codificado y almacenado correctamente, pero que la persona no lo recupere cuando lo necesita, entonces no sería un problema de memoria, si no de recuperación de la información. O puede ser que un fallo en la atención dificulte la codificación de la información, y por tanto, nunca pasó a formar parte de los registros de memoria, algo a lo que no se atiende, difícilmente se puede memorizar.

¿Cómo diferenciar entre un problema de memoria y un problema de recuperación de la información? Una manera es ofreciendo claves para mejorar el recuerdo (claves semánticas, fonológicas…) o mediante tareas de reconocimiento. Si ofrecemos una clave que gatilla la recuperación de la información o la persona reconoce la información objetivo que tuvo que memorizar entre un grupo de distractores, está indicando que la codificación de la información se está produciendo, al menos en parte. Por eso hay que ser cauto por las connotaciones que a veces tiene decir que una persona tiene problemas de memoria, cuando puede ser un problema de atención o para recuperar eficazmente la información.

Phineas Gage

Phineas Gage Elena Herrera Gómez

Continuamos con los clásicos de la historia de la neurología. La imagen impacta, y parece imposible que una lesión así no acabe con la vida de una persona. Mientras trabajaba en una obra para hacer unas vías de ferrocarril, una explosión hizo que una vara atravesara el cráneo de Phineas Gage. Fue en 1848 cuando Phineas tenía 25 años, y desde ese momento, dejó de ser quien era.
Según los registros de la época, la lesión no le produjo alteraciones del lenguaje, ni de memoria, la barra le cambió la conducta. Por eso es importante. Phineas Gage tenía alterado parte de lo que nos hace propiamente humanos. A partir del accidente, se convirtió en una persona brusca, inestable, caprichosa, faltaba el respeto, malhablado, organizaba multitud de planes y cambiaba fácilmente de opinión…
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Su daño fue principalmente en las regiones frontales y prefrontales, lo que da lugar a una alteración de las funciones ejecutivas. Las funciones ejecutivas son las encargadas del razonamiento, planificación de la conducta, control de impulsos, toma de decisiones…son las más recientes en nuestra historia evolutiva. Pueden resultar en ocasiones “invisibles” ya que no reflejan un déficit muy característico como puede ser un trastorno del lenguaje, de la memoria o de la percepción.
Las funciones ejecutivas pueden alterarse como consecuencia de enfermedades como el Parkinson, la demencia frontotemporal, la demencia por cuerpos de Lewy, o por traumatismos craneoencefálicos, tumores cerebrales…Para detectarlas, es importante no solamente estar atentos al rendimiento en los tests neuropsicológicos (stroop, torre de Hanoi, Wisconsin…), sino que conversar tanto con la persona afectada como con el entorno puede ser muy útil. Hay que estar muy atento a esos pequeños “cambios conductuales” que pueden ir desde dificultades para hacer planes, desinhibición o falta de control de los impulsos…

Si notamos que esa persona que siempre fue educadísima, comienza a no serlo tanto, o que gasta dinero en cosas que antes no lo haría, que hace bromas cuando no es el momento ni el lugar adecuado, que tiene dificultades para planificar el fin de semana o unas vacaciones, que cambia constantemente de idea…como profesionales tenemos que interpretar lo que vemos con pruebas objetivas, pero lo más importante es ser capaces de leer lo que la persona nos transmite.
Por si os pasáis por Estados Unidos, actualmente, el cráneo de Gage se encuentra en el Warren Anatomical Museum, de la escuela de medicina de Harvard.

H&M

H&M Elena Herrera Gómez

Para muchas personas, HM puede que solamente sea una tienda de ropa, para neurofrikis como yo, HM es todo un clásico de la NEUROpsicología. Hasta hace poco tiempo solamente se sabían sus iniciales, ahora ya se sabe que se llamaba Henry Gustav Molaison y que “gracias” a la epilepsia que sufría, se conoció el papel del hipocampo en la formación de las memorias.

Para eliminar los ataques epilépticos de HM, el neurocirujano Scoville le extirpó gran parte del lóbulo temporal de ambos lados del cerebro, que incluía el hipocampo, la corteza parahipocampal, la corteza entorrinal, el uncus y parte de la amígdala. Desde ese momento, HM pasó de tener varias crisis diarias, a solamente una al año,  pero el costo fue grande, fue incapaz de crear nuevos recuerdos. Se quedó atrapado en los 27 años (la edad que tenía cuando le operaron) durante 55 años y se convirtió en uno de los pacientes más famosos de la historia de la neurología.

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Tras la operación era casi incapaz de generar nuevos recuerdos y aprender conceptos. Sin embargo, su lenguaje, habilidades perceptivas, su atención y memoria de trabajo eran normales. Era capaz de retener la información unos pocos segundos, pero cuando era preciso codificarla para su almacenamiento, ahí HM fallaba. Era capaz de mantener una conversación corta, pero unos minutos después no recordaba lo que habló ni con quién. Henry murió en 2008, y fue entonces cuando pudo examinarse su cerebro en profundidad. Ya en 1993 se hizo una resonancia magnética y se observó que tal y como Scoville había planeado, la lesión era simétrica en ambos lóbulos temporales, sin embargo, era más pequeña de lo que había estimado.

Gracias al estudio postmortem y a las técnicas de neuroimagen que existen en la actualidad se ha podido confirmar y ampliar el conocimiento sobre las lesiones y las manifestaciones de HM. Se sabe que la extirpación de las estructuras hipocampales en HM rompieron las conexiones bidireccionales con otras áreas de la neocorteza implicadas también en la consolidación de la memoria a largo plazo. Principalmente el hipocampo anterior, el posterior se mantuvo prácticamente intacto y es el que permitió preservar las habilidades perceptivas y ciertos procesos de aprendizaje. Los problemas de HM para expresar y reconocer emociones también se relaciona con la extirpación de parte de la amígdala, pero de nuevo son las conexiones con otras áreas las que pueden estar explicando estos déficits.

Tanto el avance en las técnicas, como en el conocimiento del funcionamiento de las memorias y otras funciones cognitivas, nos permite reinterpretar los déficits que presentaba Henry. Su caso sentó las bases del conocimiento sobre la implicación del hipocampo en la formación de recuerdos. Sin embargo, poco a poco hemos ido sabiendo que si bien las estructuras son importantes, las conexiones con otras áreas del cerebro lo pueden ser aún más.

Referencias:

– Annese, J., Schenker-Ahmed, N. M., Bartsch, H., Maechler, P., Sheh, C., Thomas, N., … & Corkin, S. (2014). Postmortem examination of patient HM’s brain based on histological sectioning and digital 3D reconstruction. Nature communications, 5.

 

La magia de la percepción

La magia de la percepción Elena Herrera Gómez

Percibir no es ver, ni escuchar, ni oler, ni sentir. Percibir es el proceso  constructivo de elaboración e  interpretación que hace nuestro cerebro a partir de los estímulos externos (o internos) recibidos por nuestros órganos de los sentidos. Requiere un procesamiento activo de la persona y también está determinado por nuestras experiencias, emociones… Muy a grandes rasgos, el proceso podría resumirse de la siguiente manera:

1. Un estímulo es captado por nuestros órganos sensoriales. Los receptores convierten esa información en potenciales de acción y de ahí pasa a las áreas de procesamiento primario donde ya se obtiene información del estímulo.

2. De ahí, la información pasa a un “sistema de reconocimiento de objetos” que funciona como un archivo en el que tenemos un ejemplar de cada objeto que conocemos y plantillas con sus rasgos más característicos. Este almacén nos sirve para comparar lo que estamos procesando, con todos los ejemplares que ya tenemos almacenados.

3. Con toda esa información, y muy rápidamente (en milésimas de segundo) ya somos capaces de identificar lo que estamos viendo y además podemos acceder a otras características como la funcionalidad.

¿Os suena el Doctor P? Es el famoso músico con el que Oliver Sacks comienza su libro “El hombre que confundió a su mujer con un sombrero”. Voy a transcribir varios fragmentos interesantes.
Ante una fotografía del Sáhara: “No miraba, si aquello era “mirar”, la fotografía sino el vacío y confabulaba rasgos inexistentes, como si la ausencia de rasgos diferenciados en la fotografía real le hubiesen empujado a imaginar el río, la terraza y las sombrillas de colores”. Mientras que cuando el proceso perceptivo está intacto, al ver, somos capaces de identificar lo que nos interesa y lo que no, los rasgos que perteneces a un objeto o a otro, para el Doctor P la percepción era algo caótico y desestructurado, había perdido la capacidad de integrar la información para formar un todo coherente, pero además no solo a través de la vista, sino también, al menos , a través del tacto.

El Doctor P tenía también dificultades para reconocer las caras, sus expresiones, también era incapaz de reconocer un objeto a través del tacto y presentaba heminegligencia (desatendía parte de su campo visual, incluso cuando rememoraba un espacio conocido para él).
El Doctor P construía el mundo como lo construye un ordenador, mediante rasgos distintivos y relaciones esquemáticas. Nada le parecía familiar y parecía perdido visualmente en un mundo de abstracciones.

Síntomas no motores en la enfermedad de Parkinson

Síntomas no motores en la enfermedad de Parkinson Elena Herrera Gómez

Aunque las características más “visibles” de la Enfermedad de Parkinson sean las manifestaciones motoras (temblor, dificultades para caminar, rigidez de movimientos…) lo cierto es que muchas de las personas afectadas tienen síntomas no motores que pueden ser hasta más molestos que los trastornos del movimiento. Los estudios muestran que es la depresión, trastornos del sueño, problemas de memoria, dolor y apatía y los problemas de equilibrio, los síntomas más molestos para las personas con Enfermedad de Parkinson (1)
Lo interesante de los síntomas no motores es que algunos de ellos pueden aparecer muchos años antes del inicio “visible” de la enfermedad. Y el problema es que no siempre se consulta al médico sobre su aparición y es muy difícil saber cuándo comenzaron exactamente.

sintomas no motores

De entre todos los síntomas que se presentan en la tabla, la mayoría de estudios concluyen que los problemas de olfato, el trastorno del sueño REM, el estreñimiento y el exceso de  somnolencia durante el día son los que aparecen mucho tiempo antes del diagnóstico de Parkinson (2). Esto no quiere decir que todas las personas con Enfermedad de Parkinson tengan toda esa lista inmensa de síntomas (ni muchísimo menos), tampoco que a medida que la edad avance vayan a ir acumulando más y más, pero sí es muy probable que tengan algunos de ellos. Por eso, es muy importante conocerlos y reconocerlos y utilizar de manera regular algún cuestionario (3) para conocer la presencia (o no ) de estos síntomas en la consulta de neurología . Cuanto antes se diagnostique y se ponga tratamiento, mejor.

 

Bibliografía:
1. Gulati, A., Alison, F., Frauke, S., Chris, C., & Chaudhuri, K. R. (2004, January). A clinical observational study of the pattern and occurrence of non-motor symptoms in Parkinson’s disease ranging from early to advanced disease. In Movement Disorders (Vol. 19, pp. S406-S406). DIV JOHN WILEY & SONS INC, 111 RIVER ST, HOBOKEN, NJ 07030 USA: WILEY-LISS.

2. Chaudhuri, K. R., Yates, L., & Martinez-Martin, P. (2005). The non-motor symptom complex of Parkinson’s disease: a comprehensive assessment is essential. Current neurology and neuroscience reports, 5(4), 275-283.

3. Chaudhuri, K. R., Martinez‐Martin, P., Schapira, A. H., Stocchi, F., Sethi, K., Odin, P., … & Olanow, C. W. (2006). International multicenter pilot study of the first comprehensive self‐completed nonmotor symptoms questionnaire for Parkinson’s disease: The NMSQuest study. Movement Disorders, 21(7), 916- 923.

 

Elena Herrera Gómez. Neuropsicóloga

Núm. col.: O-02906 (Colegio Oficial de Psicólogos del Principado de Asturias)

SEUGN LSA IVNESTGICIANOES

SEUGN LSA IVNESTGICIANOES Elena Herrera Gómez

Seguramente una gran mayoría nos hemos encontrado con mensajes de este tipo, en emails, Facebook o navegando por Internet. No hace falta que transcriba lo que pone, porque seguramente habéis podido leerlo y comprenderlo sin ningún problema. La idea está clara: cuando nos enfrentamos a una palabra, la leemos como un todo y le damos un significado.

¿Esto ocurre siempre? NO.

De manera muy básica: esto pasa porque la lectura se hace a través de dos vías distintas aunque complementarias: la vía léxica y la vía subléxica. ¿Para qué sirve cada una de ellas? Principalmente para leer palabras conocidas y palabras desconocidas. Nuestro idioma es transparente, esto quiere decir que cada una de nuestras letras tiene un sonido (y las excepciones siguien siempre unas reglas, por ejemplo la C de Casa se pronuncia distinto que la C de Cereza). Esto no pasa con otros idiomas como el inglés, en el que en función de las palabras, las letras tienen un sonido u otro. Por ejemplo, el nombre «Sam» y la palabra «same» aunque tienen la misma sucesión de letras «S – A – M», la A se pronuncia de manera distinta. Al inglés se le denomina un idioma opaco.

La vía léxica se activa cuando leemos palabras que conocemos. Sin embargo, cuando leemos una palabra por primera vez, sí que es necesario convertir los grafemas (letras) en fonemas (sonidos) y con todo, dar un significado (si es que tiene). A esta vía de lectura se le llama subléxica. Por ejemplo, si leéis MOPINO, como es una pseudopalabra (o palabra inventada) tenemos que leer letra a letra y convertir los grafemas en fonemas. En este caso, no activamos ningún significado, porque no lo tiene. La vía léxica es la que hemos activado para leer el texto de la imágen. Como a lo largo de nuestra vida nos hemos expuesto a la lectura de palabras, somos capaces de, viendo unos detalles, saber de qué palabra se trata sin necesidad de analizar cada uno de sus grafemas.

Nuestro cerebro va guardando todas las palabras que conocemos (en el almacén léxico) y por eso somos capaces de reconocerlas y comprenderlas tan rápido. Esta es la vía léxica de la lectura y es la que nos permite leer Hollywood y pronunciarlo así /ˈhɑl·iˌwʊd/.

 

 

Diferenciación estructural

Diferenciación estructural FisioAso

Término curioso para describir un pequeño paso a tener en cuenta en el razonamiento clínico del profesional, para descartar problemas tanto estructurales, como cognitivos, perceptivos, mecánicos y/o funcionales. Cada vez que intensifico conversaciones interprofesionales sobre casos particulares de pacientes que vienen a consulta, cómo desde por ejemplo la neuropsicología, que ponen a prueba procesos cognitivos a través de tareas para descartar problemática específica de un proceso cognitivo u otro, afinando y ajustando la problemática principal del paciente, poniendo o quitando carga de un proceso cognitivo específico (memoria, atención, orientación espacial…), con un objetivo muy claro, saber cual es la causa de la problemática. Lo mismo realizamos desde el área de la fisioterapia, valoramos estructuras neurales, estructuras articulares descargando mecánicamente esas neurales, ponemos a prueba problemas perceptivos y de sensibilidad, o evaluamos procesos que interfieren en el estado físico de la persona, como podría ser el miedo, la inseguridad, entre otros muchos, que aumentan claramente el tono muscular y espasticidad de la persona. De ésta manera, afinas cuál es el origen de la problemática, buscando una correlación entre los hallazgos y el tratamiento a aplicar, siempre y cuando tras esa intervención, vuelvas a evaluar si existen cambios objetivables.

Esto se hace en todas las profesiones de la salud, en mayor o menor medida, y creo que más bien depende del profesional que esté trabajando, porque cada maestrillo tiene su librillo, sin duda, pero la capacidad operativa y el sistema de estar pensando y razonando las respuestas del paciente, de una manera objetiva, debe ser el modo en el que todos tenemos que movernos. Porque aplicar por aplicar es absurdo. Aplicar un masaje, una técnica, un ejercicio cognitivo simple, como distracción, no es un procedimiento adecuado para intervenir profesionalmente con ningún paciente, y mucho menos con patología neurológica, que la severidad lesiva es más chocante.

Y por supuesto, tener una metodología basada en la reevaluación constante, y nos referimos a pequeñas pruebas estandarizadas fáciles y rápidas de aplicar, para saber constantemente si el proceso de tratamiento y razonamiento que estoy usando con mi paciente, o en mi paciente, está provocando cambios reales, objetivables y relevantes para la persona. En fisioterapia por ejemplo, el uso de los tests neurales (estandarizados) de forma activa o pasiva, la medición de los rangos articulares o la ejecución de una función en concreto, son algunos de los ejemplos sobre los que partir y reevaluar, tanto en la misma sesión que se está haciendo, como tener una referencia (o medidas de referencia) para las sesiones posteriores. De ésta manera sí se puede registrar la evolución,

Por tanto y concluyendo, debemos tener una capacidad operativa sensata, humilde, crítica, basada en la observación y en las herramientas de puesta a prueba objetivas, para tener una idea de que la técnica manual, funcional, cognitiva, o el tratamiento del que se trate, sea reevaluado y testado, pasa saber a ciencia cierta, si voy por el buen o mal camino. Errar es de humanos, ignorar no debería serlo.

El lenguaje de acción

El lenguaje de acción Elena Herrera Gómez

Clásicamente se ha entendido que hay principalmente dos tipos de palabras atendiendo a su clase gramatical: los nombres y los verbos. Además estas dos grandes categorías se distribuían por lugares distintos de nuestro cerebro. Los nombres en las zonas temporales y los verbos en las zonas frontales. Esto era contrastado gracias a estudios con pacientes con lesión cerebral y se encontraron dobles disociaciones, como en el estudio de Damasio y Tranel de 1993 Los sistemas que aparentemente son imprescindibles para la recuperación de nombres concretos situados en la corteza temporal anterior y media izquierda,  no lo son para la recuperación de los verbos. Para la recuperación de los verbos es necesario el buen funcionamiento de la corteza frontal izquierda. Esta hipótesis fue contrastada tanto con pacientes neurológicos, como con técnicas de neuroimagen. Pero las posturas actuales van un poco más allá. Hay muchos grupos de investigación, entre los que me incluyo, que sostienen la idea de que no es la clase gramatical la que condiciona qué áreas son necesarias para recuperar una determinada palabra, sino su significado, su semántica, y que además, cuando se procesa una determinada palabra, entra en juego nuestro sistema sensoriomotor para ayudarnos a comprenderla/producirla. Me explico, cuando leemos la palabra correr, no solamente se activa ese supuesto “almacén” que contiene los verbos, sino también las áreas sensoriomotoras que se activan cuando vemos a alguien realizar esa acción o cuando la realizamos nosotras mismas. En un estudio relativamente reciente, (Hauk, Johnsrude & Pulvermüller, 2004) se encontró que las mismas áreas que se ponen en funcionamiento cuando una persona realiza una acción con las manos, los pies y la boca, lo hacen también cuando se lee una palabra de acción realizada con esas partes del cuerpo.

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Por lo tanto, la distinción clásica nombre/verbo está siendo revisada y parece que gana lugar la hipótesis “somatotópica” que sugiere que para un procesamiento óptimo del lenguaje, es necesario el buen funcionamiento de nuestro sistema sensoriomotor, por eso, en algunos casos como la Enfermedad de Parkinson, sus problemas con el lenguaje (principalmente lenguaje de acción) podrían ser explicados, a grandes rasgos, desde esta perspectiva, dado que su sistema sensoriomotor no está funcionando correctamente a causa de la falta de dopamina.

 

Bibliografia:

(1) Damasio AR, Tranel D. Nouns and verbs are retrieved with differently distributed neural systems. Proc Natl Acad Sci U S A 1993 Jun 1;90(11):4957-4960.

(2) Hauk O, Johnsrude I, Pulvermuller F. Somatotopic representation of action words in human motor and premotor cortex. Neuron 2004 Jan 22;41(2):301-307.

 

 

Neurología: 10 datos que no conocías sobre el cerebro

Neurología: 10 datos que no conocías sobre el cerebro FisioAso

Vamos a presentaros unos pequeños datos, de esos que aportan poco memorizarlos pero que son realmente interesantes, para hacernos una idea del potencial, características o funcionamiento, en este caso, del cerebro. Ésta entrada viene siendo el clásico: Sabías que…

1.- Cerebro viene de la palabra latín cerebrumy lo curioso es que significa «lo que se lleva en la cabeza», ya que sus raíces etimológicas provienen de ker (cabeza) y brum (llevar).

2.- El cerebro,representando un 7,7 % del peso corporal de un ser humano medio, consume nada más y nada menos que el 20% de aporte sanguíneo, gastando cantidad de oxígeno y glucosa. Es que algo tan importante tiene que respirar y alimentarse bien.

3.- Ya que el gasto energético del cerebro es tan alto (entre 250 y 300 kilocalorías), cuando el ser humano pasa literalmente hambre, una de las maneras extremas que tiene éste órgano para sobrevivir, es consumirse a sí mismo. Es decir, que llega a comerse.

4.- Siempre se ha dicho que hasta ahora, naces con un número exacto de neuronas, y que a medida que vas creciendo, éstas van muriendo por envejecimiento, sin que se regeneren o nazcan nuevas. Esto no es del todo cierto, hay zonas localizadas del Sistema Nervioso Central, que generan nuevas neuronas, Neurogénesis lo llaman, como en el bulbo olfactorio y en el hipocampo.

5.- Tu conectoma (conjunto de neuronas y conexiones que dan aspecto de mapa cerebral) contiene 100 billones de neuronas, y 10.000 billones de conexiones entre ellas. Se dice que supera al número de estrellas en el Universo, pero estas comparaciones son tan poéticas y tan poco demostrables… Aún así, la sensación de no poder abarcar tales números, o de insignificancia, ahí está…

6.- Barack Obama invierte 200 millones de euros al año, desde 2013, en la investigación y desarrollo de un mapa cerebral (como el Proyecto Genoma Humano hizo con los genes), donde a la cabeza de un grupo de investigadores científicos está el español Rafael Yuste, nuestro Pau Gasol de la ciencia.

7.- Nuestro cerebro, cuando da una orden simple, envía una copia de esa orden a otra zona del cerebro para generar una información (copia eferente) de que ese acto lo estás realizando tú. Es por eso, que no nos extrañamos al oírnos nuestra propia voz resonar en nuestra cabeza, no nos podemos hacer cosquillas o nos anticipamos a los movimientos que vamos a hacer. Este mecanismo se encuentra alterado en los esquizofrénicos, que curiosamente, pueden hacerse cosquillas.

8.- Nuestro cerebro opina, y nos referimos a opinar sobre hechos que siempre se entendieron como cosas que se generaban antes de que  la información llegara a éste órgano, como es el dolor. Hasta que una señal no llegue al cerebro, no se da una respuesta entendida como dolor. O hasta que el cerebro no diga, esto tiene que doler, no dolerá. De él emana la decisión de si algo duele o no duele. Por supuesto, en este equilibrio, puede haber decisiones erróneas ante hechos que no duelen (como la hiperalgesia o alodinia), o simplemente no haya un daño en el cuerpo, y aún así, el cerebro dirá que duele (como es el caso del miembro fantasma, la sensibilización central, el dolor crónico, entre otros muchos).

9.- Al cerebro se le puede engañar, y nos referimos a percibir cosas que realmente no han sucedido o no existen, como la magia, las ilusiones ópticas, las decisiones de comprar un producto generado por neuromarketing, o la decisión de votar a un partido político u otro. De hecho, en ese engaño, se basan algunas terapias que pueden favorecer la reducción del dolor o generar un movimiento, como la terapia espejo, la mano de goma, exploración de la lateralidad, entre otras.

10.- Si estás tumbado boca arriba, y elevas tus dos piernas a la vez, estando éstas rectas, tu médula espinal se desliza hasta 4 mm hacia caudal (hacia las piernas), lo que supone que el cerebro también tiene una ligera movilidad dentro de ese casco llamado cráneo, junto con la propia médula espinal.

La memoria

La memoria Elena Herrera Gómez

Mucha gente piensa que la memoria es la capacidad de recordar cosas que ya han ocurrido, eso es verdad, pero la memoria es algo mucho más complejo. También es la capacidad de recordar cosas que todavía no han pasado, como por ejemplo recordar que tenemos una cita importante o lo que tenemos que comprar en el supermercado, a este tipo de memoria se le llama memoria prospectiva.

También es importante diferenciar entre la memoria de las cosas que nos han pasado (memoria episódica), las cosas que conocemos (memoria semántica) y las cosas que sabemos hacer (memoria procedimental). La memoria episódica es la que nos permite recordar cosas que han ocurrido en nuestro pasado, desde el más lejano hasta el más reciente, gracias a esta función cognitiva, sabemos lo que hicimos en la infancia, recordamos nuestros cumpleaños, las vacaciones de verano, lo que comimos ayer, la última película que vimos en el cine…la memoria episódica es nuestra propia biografía.

Pero también hay cosas que sabemos, pero no recordamos cuándo ni cómo las aprendimos. Todo el conocimiento que adquirimos a lo largo de la vida es nuestra memoria semántica. Por ejemplo: Sabemos lo que es una manzana, la reconocemos nada más verla, recordamos su nombre y sabemos que la sidra es posible gracias a ella, pero probablemente no recordemos cuándo aprendimos la palabra manzana. La memoria semántica es todo el conjunto de conocimientos que tenemos.

Es muy importante la memoria procedimental, que es la que nos permite realizar acciones complejas de manera casi automática. Por ejemplo: andar en bicicleta, tejer, nadar, tocar un instrumento musical…Estas habilidades adquiridas también son un tipo característico de memoria.

Como consecuencia de una alteración neurológica, es posible que aparezcan alteraciones en la memoria, en cualquiera de estas memorias, en función del alcance y el lugar de la lesión. Es posible encontrarnos con personas que no recuerdan parte de su pasado (amnesia retrógrada) o que no sean capaces de crear nuevos recuerdos (amnesia anterógrada), también personas que no recuerdan el nombre de las frutas o de los animales (alteración de la memoria semántica) o que ya no saben cómo tocar el piano (alteración de la memoria procedimental). Por eso es importante explorar todas estas memorias en una evaluación neuropsicológica y tener la certeza de que se trata de un problema de memoria real y no de una manifestación secundaria a otro problema. Próximamente os daremos algunas claves para diferenciar entre un problema de memoria real y un déficit de memoria secundario, tendréis que recordárnoslo dejando un comentario más abajo y así estaremos explorando vuestra propia memoria prospectiva 😛

Mientras, os dejamos este fabuloso documental sobre  “El Hombre con 7 segundos de memoria

 

 

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