Es muy común entre profesionales de la salud junto con los propios afectados por la Esclerosis Múltiple, que el ejercicio exacerba la sintomatología o empeora la clínica, tales como: síntomas mentales, fatiga, espasticidad, problemas en la marcha, equilibrio, la debilidad…
Sin embargo, cada vez más médicos así como estudios de investigación con personas afectadas por la Esclerosis Múltiple, nos dice precisamente lo contrario, el ejercicio programado, progresivo y controlado a las características específicas de la persona, es beneficioso para las mejoras de las condiciones de salud y calidad de vida.
Nos ha llamado especial atención el siguiente estudio:
Exercise prescription for patients with multiple sclerosis; potential benefits and practical recommendations.
En él, se reflejan varias propiedades positivas en la aplicación de según qué tipo de ejercicio, junto con cómo aplicarlo y hacia qué sentido debe dirigirse éste. Algunos ejemplos vamos a describir:
Efecto cardiorespiratorio: El ejercicio más recomendado es en la bicicleta estática, bicicleta de brazo, bicicleta de brazo-pierna, ejercicio acuático y caminar en tapiz rodante. Sin embargo, remar y correr solo se recomiendan en pacientes con EM con un funcionamiento adecuado.
Fuerza y resistencia muscular: El trabajo de la fuerza en la extremidad inferior en personas con Esclerosis Múltiple, junto con la resistencia de intensidad moderada, induce a cambios en la funcionalidad, en especial hicapié en los extensores de rodilla y los flexores plantares, mejorando el cansancio.
Salud ósea: Ya que el tratamiento médico suele ir en relación a la administración de corticoides, junto con un sedentarismo del paciente, la salud ósea se ve afectada con la osteoporosis como respuesta. Precisamente el ejercicio con pesas junto de nuevo, el trabajo de resistencia, genera mejoras en la salud ósea.
Flexibilidad: los problemas de inactividad junto con la espasticidad, suelen estar relacionadas, limitando los rangos de movimiento en las extremidades así como el tronco. Los ejercicios de estiramientos y flexibilidad, pese a la baja evidencia, son mejor que nada.
Equilibrio: En general, el entrenamiento de equilibrio tiene un efecto pequeño, pero estadísticamente significativo, para mejorar la estabilidad y reducir el riesgo de caída en pacientes con EM con algunos grados de discapacidad.
Cansancio: En el entrenamiento cardiorrespiratorio y la neurorrehabilitación, los programas de «ahorro/gestión» de energía y los dispositivos y planes de enfriamiento también se han mostrado como intervenciones buenas y efectivas. El ejercicio aeróbico regular puede reducir la fatiga y mejorar tanto el estado de ánimo así como la calidad de vida.
Calidad de vida: Precisamente los valores que tuvieron más en cuenta a la hora de que los pacientes valoraran su calidad de vida, fueron los síntomas de deterioro, caminar y la cognición. Las mejoras que ofrece el ejercicio en estas materias, conforman cambios en la funcionalidad y participación en la sociedad, que influyen en la modificación de los valores de dicha calidad de vida.
Estos beneficios tras seguir un programa de neurorrehabilitación, desarrollado de manera individualizada, ya que las capacidades de las personas con afectación de Esclerosis Múltiple, son muy variables, generan un aumento de las capacidades básicas que pueden traducirse en beneficios en la calidad de vida.
El hecho es que el propio desarrollo del programa debe ser realizado por un experto en la materia, ya que puede haber efectos secundarios los cuales tener especial precaución, como podría ser la propia fatiga, la intolerancia al calor o el propio riesgo de caída. Entender los mecanismos que subyacen a la Esclerosis Múltiple, así como conocer el propio ejercicio terapéutico a desarrollar, optimizando la intervención hacia los afectados, siendo un perfil de intervención dirigido por profesionales sanitarios, como terapeutas ocupacionales o fisioterapeutas.
Para más información, pincha en el siguiente enlace: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5602953/