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ejercicio físico

Participación tras 4 años con ictus

Participación tras 4 años con ictus 1080 1080 FisioAso

Bien es cierto que todas las profesiones que se dedican a la neurorrehabilitación, provienen de un modelo biomédico, donde la estructura (perspectiva CIF) está mayormente estudiada tanto a niveles de investigación como en cuestiones clínicas. Sin embargo, qué hay de la parte más Participativa tras un ictus, cuáles son los factores mayormente que restringen el desarrollo de las competencias participativas en los entornos en los que se suele mover el paciente… Muchos profesionales estamos en el foco estructura e incluso función, ahora bien, ¿qué hay de la parte participativa?

Nos ha llamado la atención el siguiente estudio:

«The influence of psychological factors and mood on the course of participation up to four years after stroke»

Este estudio muestra que la participación mejora hasta un año después del ACV y se estabiliza posteriormente, ya que el propio estudio realiza un seguimiento de hasta 4 años tras el ictus. Posiblemente, las personas que sean capaces de ajustar sus vidas de acuerdo con su nueva situación tan pronto como su recuperación funcional se estabiliza, explicaría la similitud en la progresión de ambas.

Llama la atención que el pensamiento esperanzador, la autoestima y la ausencia de síntomas depresivos se identificaron como predictores más importantes de participación 12 meses después del accidente cerebrovascular. Esto es importante, ya que parece que la tendencia a realizar pronósticos más bien pobres para evitar posibles falsas esperanzas, genera respuestas maladaptativas así como restricciones en partes participativas y funcionales. («Como el profesional sanitario me dijo que no movería más la mano, pues ni lo intento»).

En cuanto a limitaciones, se observaron restricciones considerables en la participación después de un año, predominantemente en actividades dinámicas como ejercicio físico, actividades al aire libre y tareas del hogar.

Además, los factores psicológicos maladaptativos (como no aceptación de la situación actual, depresión, pasividad ante situaciones de la vida diaria, entre otros) y los problemas del estado de ánimo evaluados dos meses después del ACV se asociaron con una peor participación hasta cuatro años después del ictus. Por tanto, es más que interesante detectar a través de cuestionarios validados (HADS), detectar posibles estados psicológicos maladaptativos que pronostiquen negativamente la parte más participativa de la persona. De ésta manera, poder aplicar intervenciones que promuevan la autoeficacia, el afrontamiento proactivo y el optimismo genera una perspectiva participativa más alta e interesante en la neurorrehabilitación.

 

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Sí o sí, ejercicio aeróbico en ictus

Sí o sí, ejercicio aeróbico en ictus 300 235 FisioAso

La bibliografía es más que clara en este aspecto: la necesidad de un trabajo aeróbico en personas que han sufrido un ictus, sea cual sea la fase en la que se encuentren (una vez estabilizados, claro está), tiene un nivel de recomendación alto.

Uno de los factores limitadores en algunas actividades de la vida diaria, es la fatiga. Ésta puede encontrarse en procesos específicos de contracción muscular mantenida, tras repeticiones durante un aprendizaje motor, así como en grandes grupos musculares utilizados por actividades de la vida diaria como podrían ser: transferirse de sedestación a bipedestación, caminar, saltar o correr (cada persona con su capacidad correspondiente). Todos estos procesos consumen en mayor o menor medida, oxígeno.

Pero no olvidemos que el cerebro necesita, para un proceso de neuroplasticidad tras un daño cerebral, de nuevo oxígeno. Para ello, nos ha llamado la atención el siguiente estudio:

«Promoting Neuroplasticity for Motor Rehabilitation After Stroke: Considering the Effects of Aerobic Exercise and Genetic Variation on Brain-Derived Neurotrophic Factor»

En este estudio, se ha analizado a nivel molecular, un elemento clave en la implicación neurofisiológica de la neuroplasticidad durante el proceso de rehabilitación y recuperación de las personas que han sufrido un ictus, que es el llamado Factor Neurotrófico derivado del cerebro (BDNF).

Este estudio demuestra que el ejercicio aeróbico aumenta la producción de BDNF, y en consecuencia, la mejora del aprendizaje y la memoria, tan necesarios en los procesos de reaprendizaje motor tras el ictus.

Es por ello, que existen varias formas de manifestación clínica que podemos encontrarnos durante nuestras intervenciones, donde por ejemplo: Pacientes manifiestan que tras largos paseos encuentran un mayor rendimiento a nivel cognitivo (me salen mejor las palabras, recuerdo mejor las cosas). O realizar una práctica masiva de un gesto en concreto, trabajar posteriormente a nivel aeróbico, y realizar mejores tiempos en ese gesto pese al cansancio.

Debemos incluir como elemento a tener en cuenta en la rehabilitación, el ejercicio aeróbico, ya que no sólo a nivel cerebral obtenemos mejoras en el rendimiento neuroplástico, sino que además, se ven implicados otros aspectos como el control motor, la resistencia e incluso la fuerza.

Para descargar el estudio: https://academic.oup.com/ptj/article/93/12/1707/2735425

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